Si bien todos tenemos muy claro que el ejercicio favorece el bienestar físico y mental, lo cierto es que no siempre se dispone de las condiciones óptimas para llevarlo a cabo y es entonces cuando nos encontramos con aquellos casos en que se desaconseja la actividad física, una serie de situaciones que corresponden al lenguaje que emplea el cuerpo para avisarnos que simplemente no se encuentra listo para dicha exigencia.
De acuerdo a muchas investigaciones al respecto, se ha llegado a la conclusión de que por increíble que parezca, muchas veces lo más inteligente es prescindir del deporte para evitar efectos colaterales que atenten contra la salud. Teniendo en cuenta que se trata de circunstancias específicas, resulta propio informarse para poder reconocerlas y así cuidarse de manera integral.
¿Cuándo no hacer deporte?
De la misma manera como existen pautas para ejercitarse adecuadamente, tal y como es el caso de usar las prendas adecuadas o calentar antes de dar inicio a la rutina, también se han establecido casos en los que es mejor darle prioridad a el reposo.
- Enfermedades estomacales: molestias como la diarrea o el vómito muchas veces pueden ser pasadas por alto, lo que se traduce si hay actividad física de por medio en el incremento del proceso de deshidratación, además de una exigencia al límite para el corazón.
- Dormir mal: ante la falta de descanso adecuado, el deporte lo único que va a hacer es sobrecargar el cuerpo y exponerlo a lesiones, asimismo el nivel de fatiga que estará de por medio impedirá que la sesión realmente tenga un buen efecto.
- Dolor en la zona lumbar: para que esta molestia no trascienda a mayores, lo mejor es el reposo a no ser que la actividad a realizar sea debidamente orientada por un profesional con el fin de superar la dolencia.
- Inflamación en ojos, nariz y fosas nasales: todas estas condiciones no van a permitir un buen desempeño ya que van a crear un clima de incomodidad y por cierto bastante vulnerable a contraer infecciones.
Las contraindicaciones del ejercicio
Cabe resaltar que no toda la actividad deportiva dispone de las mismas características de ahí que sea necesario considerar si existen patologías de por medio tal y como es el caso de la neumonía, el tener un solo riñón o quizás una tuberculosis activa que pudieran poner en peligro a la persona. Quienes tienen epilepsia, enfermedades musculares, obesidad y fibromialgia deben ocuparse de buscar asesoría y así determinar exactamente qué es lo que pueden hacer y lo que no, pues aunque en muchas problemáticas de salud el deporte es un medio para sentirse en mejor, en otras es el desencadenante de retrocesos y riesgos innecesarios.